La llegada del mes de abril encontró a la ciudad de Córdoba sumida en el
caos vehicular producto de los cortes de avenidas y calles neurálgicas, protagonizados
por organizaciones sociales en reclamo de trabajo genuino. La situación se
extendió por 48hs y derivó en el malestar generalizado de gran parte de la
ciudadanía cordobesa.
Durante una movilización masiva, desde el transporte público, las
ambulancias, los automóviles particulares, comerciantes y el ciudadano de a
pie, todos, ven afectados sus derechos a circular y a transitar libremente, provocando
en ocasiones una afectación directa a los demás derechos fundamentales,
sostuvo el Defensor del Pueblo de la Provincia de Córdoba Mario Decara.
Por tal razón, el Ombudsman provincial resaltó la urgente necesidad de encontrar
un equilibro entre el derecho de petición y reunión que incluye la libertad
de expresión y el derecho a transitar libremente. Y recordó que el Estado
debe cumplir con su rol indelegable de armonizar y garantizar derechos, además
de asegurar la integridad física de todas las personas.
De esta forma, Mario Decara instó al intendente de la ciudad de Córdoba,
Martin Llaryora, y al Ministro de Seguridad de la Provincia de Córdoba, Alfonso
Mosquera, a que agoten todos los instrumentos disponibles a su alcance para garantizar
los derechos en pugna y alcanzar una solución inmediata cuando se presenten
este tipo de conflictos sociales.
Desde la Defensoría del Pueblo de la Provincia exhortamos al Gobierno de
la Provincia de Córdoba y al Intendente de la ciudad capital a que en el ámbito
de sus competencias garanticen el derecho ciudadano a movilizarse en forma
pacífica dentro del cauce constitucional, de manera que un ejercicio
indiscriminado del derecho a protestar no deje a los demás vacíos de contenido.
Es tan legítimo el derecho a protestar como el derecho a circular libremente,
amplió el Defensor.
También señaló que dado el poder de policía que tiene el Municipio
capitalino, debe garantizar la implementación efectiva de operativos de seguridad
vial y ordenamiento de tránsito, además de realizar controles y operativos
preventivos y extraordinarios cuando se presenten movilizaciones masivas. Y
destacó que es fundamental que las autoridades organicen las zonas aledañas a
los conflictos, en un radio de al menos un kilómetro a la redonda, para evitar
el entorpecimiento del tránsito.
Por otro lado, reconociendo la importancia de respetar el derecho a
disentir y reclamar públicamente, Decara recordó a las organizaciones sociales
la importancia del ejercicio responsable de los derechos legítimos que también implican
acciones mínimas como, por ejemplo, respetar el normal funcionamiento de
servicios públicos (especialmente los relacionados a la educación, la seguridad
y la salud pública), la circulación de personas y vehículos en una dirección
determinada, permitir la libre circulación de grupos especialmente vulnerables,
como niños, adultos mayores, discapacitados y enfermos. Y les recordó la
necesidad de notificar, en caso de corresponder, a las autoridades competentes.
Finalmente, el Defensor del Pueblo, puso a disposición de las
organizaciones el Centro Público de Mediación Comunitaria de la institución que
lidera, para canalizar el legítimo derecho a protestar, a peticionar a las
autoridades y a la libertad para expresar disconformidad e indignación a través
de mecanismos de diálogo y gestión pacífica de conflictos que impidan una
escalada de situaciones de violencia y un escenario de mayor vulneración de los
derechos de terceros.
Todos debemos involucrarnos para
construir una cultura de paz. En un sistema democrático, ser sujeto de derecho
no conlleva superioridad de unos en detrimento de otros, sino que implica por
el contrario el fuerte compromiso de convivir en una comunidad de iguales,
donde los conflictos se debieran resolver por el diálogo, la deliberación y la
negociación. La violencia y la
confrontación es la negación misma de los derechos humanos, concluyó Mario
Decara.