La conmemoración del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer nos interpela a agudizar la mirada sobre la violencia de género en los diversos contextos sociales y reorganizar agendas, recursos y estrategias para avanzar con los cambios culturales necesarios para la construcción de una vida libre de violencias para las mujeres.
Es un tema social y cultural y es necesario reconocer cuáles son las bases, los sentidos, las ideas sobre las cuales se asientan las violencias que viven las mujeres; e identificar la conformidad y sostenimiento de estereotipos de género que reproducen un orden simbólico que mantiene la posición dominante de los hombres, la sumisión de las mujeres, las desigualdades entre todos los géneros. 8 de cada 10 adolescentes cordobeses sostienen estereotipos y roles tradicionales que reproducen desigualdades y 6 de cada 10 afirman que la violencia es muy frecuente en las relaciones de noviazgo (según estudios del Instituto de Género y Promoción de la Igualdad del Defensor del Pueblo). En la arista más aguda de esta realidad es alarmante la cantidad de femicidios de mujeres menores de 18 años en nuestro país. Estos datos ofrecen un marco donde situar y cuestionar la emergencia de la problemática de la violencia a temprana edad.
Conocer y atender las diversas expresiones y ámbitos donde tienen lugar las violencias que viven las mujeres ha permitido desnaturalizar prácticas violentas arraigadas en la vida social y cultural. Tal es el caso del acoso callejero, tantas veces encubierto en piropo o galantería. En Córdoba, según el Instituto de Género, 7 de cada 10 cordobesas viven acoso mientras recorren la ciudad. Con beneplácito celebramos que hoy se reconozca esta práctica como violencia de género, pero es necesario avanzar en la sanción de tales acciones.
El sostenimiento de prácticas sociales y culturales que reproducen las desigualdades de género ofrecen un contexto por excelencia para las violencias que viven las mujeres, por ello urge profundizar el diseño y despliegue estrategias de prevención en todos los ámbitos sociales que permitan problematizar los sentidos que mantienen y reproducen estos mandatos sociales.
Propiciar la igualdad entre los géneros es una clave indispensable en la construcción de una cultura libre de violencias para las mujeres.